Trazando fronteras: Reflexiones sobre tarifas justas en el mundo de la traducción autónoma

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Ariadna Montiel

Traductora Jurada DE-ES
y CEO en Ariadna Montiel Translations

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En este artículo, exploramos las vicisitudes de ser una traductora autónoma frente a la implacable dinámica del mercado y la búsqueda de una remuneración justa para todas las y los profesionales del sector. Veremos cómo la lucha por el reconocimiento profesional se entrelaza con la búsqueda de un equilibrio entre principios y necesidades económicas.

25 de marzo de 2024

Jornadas imposibles

Recientemente recibí una propuesta de una agencia de traducción que buscaba traductores/as autónomos/as que estuvieran disponibles 24 h, 7 días a la semana para un proyecto en concreto. No pude evitar mi asombro y no tuve ningún problema en declinar la propuesta, no sin antes hacerle saber a la gestora de proyectos de la agencia en cuestión que me parecía abusivo que pudieran estar ofertando algo así. Así como a mí no me importó rechazar la oferta, seguramente a ella no le haya importado que así lo hiciera, ya que tendrá la certeza de que contactando a un número determinado de traductores/as por fin conseguirá su objetivo.

Tarifas irrisorias

Cuando comienzas a labrarte un camino como traductora autónoma, no siempre estás en posición de trabajar en las condiciones laborales que consideras más óptimas. Es un sector muy competitivo en el que hay mucho intrusismo y mucha reticencia a la hora de hablar de tarifas. Cuando todavía no dispones de una cartera de clientes muy amplia ni tienes demasiada experiencia, lo más probable es que te veas obligada a aceptar tarifas irrisorias y a trabajar mucho por muy poco. Eso por supuesto si quieres dedicarte 100 % a este trabajo de forma autónoma y si no dispones de ningún otro respaldo económico. He escuchado a muchas compañeras hablar de que no debemos aceptar tarifas excesivamente bajas porque eso va en detrimento de nuestra profesión. No les quito razón: si siempre hay alguien que acepta esas tarifas tan insignificantes, el resto del sector se verá irremediablemente afectado por ello. Creo que las personas que opinan de este modo o no se han visto en un apuro económico que les fuerce a aceptar trabajos mal pagados o hablan desde el presentismo sin considerar cómo fueron sus inicios.

Tarifas mínimas

Tampoco quisiera demonizar a las agencias de traducción, pues me han servido para llegar hasta aquí y hoy en día sigo trabajando con muchas de ellas. Pero las relaciones laborales que tengo con mis clientes actuales distan mucho de las que tuve al principio de mi carrera: ahora exijo unas condiciones que son esenciales para mí, como la puntualidad en los pagos, la amabilidad, la seriedad y, por supuesto, unas tarifas mínimas que intento incrementar periódicamente (he de decir que, muchas veces, sin mucho éxito). No todo se centra en el precio, ahí cada persona debe valorar lo que considera que tiene mayor importancia dentro de una relación laboral. En no pocas ocasiones he puesto fin a alguna relación con un cliente que paga siempre tarde, que llama o exige una respuesta fuera del horario laboral o a horas intempestivas, que no responde cuando quieres contactar con él en repetidas ocasiones y un sinfín de motivos más. Ya sabemos que hay de todo en la viña del Señor.

Tú estableces el umbral

La situación es la siguiente: Tú quieres cobrar 0,08 €/palabra, la agencia te ofrece 0,04 €, así que finalmente logras acordar una tarifa «intermedia» de 0,055 € (los decimales son determinantes en nuestro trabajo porque, al cobrar por palabra, pueden marcar una gran diferencia) en un regateo más propio de un zoco que de una transacción comercial entre profesionales de la traducción. El coste de la vida se incrementa, el IPC sube y, sin embargo, tus tarifas con la agencia de traducción de turno se han quedado estancadas desde 2016. No es justo, claro que no lo es. Sin embargo, con el tiempo y la experiencia vamos ganando terreno en este ámbito y poco a poco podemos ir decidiendo con quién queremos trabajar y por dónde no queremos pasar. Personalmente, me molesta que esta problemática no tenga una solución (a corto plazo) y que lo único que puedas hacer es seguir trabajando hasta que un buen día tengas la suerte de tener tal volumen de encargos que puedas permitirte el lujo de decirle a esa agencia explotadora que se vaya a freír espárragos.

Recomendaciones básicas

En un mundo donde la pasión por las palabras choca con la cruda realidad del mercado laboral, es fundamental tomar medidas para promover tarifas justas y condiciones laborales dignas para los y las profesionales de la traducción. A modo de conclusión, aquí algunas recomendaciones:

  • Formación y concienciación: Es vital que tanto traductores/as como agencias estén informados sobre los estándares de tarifas justas y practiquen una ética laboral respetuosa. La formación continua sobre este tema es clave para promover cambios positivos en la industria.
  • Unión y colaboración: Fomentar la solidaridad entre traductores/as para compartir información sobre tarifas y experiencias laborales puede ayudar a establecer un estándar más equitativo en la industria. La colaboración en redes profesionales y asociaciones puede fortalecer la voz colectiva de los y las traductoras en la defensa de sus derechos laborales.
  • Negociación asertiva: Es fundamental que los traductores/as se empoderen para negociar tarifas justas y condiciones laborales adecuadas. Esto implica saber cuándo decir no a ofertas injustas y tener la confianza para comunicar claramente las expectativas y necesidades.
  • Pon en valor tu trabajo: Reconocer el valor del trabajo de traducción y rechazar la cultura de las tarifas a la baja es esencial para el crecimiento y la profesionalización del sector. Los traductores/as deben ser conscientes de su valía y no temer exigir una compensación justa por su trabajo.

Al implementar estas recomendaciones y cooperar con la comunidad, podemos avanzar hacia un panorama laboral más equitativo y respetuoso para todos los traductores/as. No nos queda sino la constancia y el buen hacer y, una vez alcanzada una situación económica y laboral estable, hacer frente a esta situación reivindicando unas tarifas dignas para todos los y las profesionales de la traducción.

Ariadna D. Montiel – Traductora autónoma

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